Paz en el mundo.
Al menos paz entre los humanos, ¡el
resto de los bichitos pueden morir en el infierno!.
Desde que tenemos conocimiento de
que somos todos parte de una misma raza, es que estamos buscando otra especie
lo suficientemente amenazante para unirnos y declararle la guerra. Hasta ahora
los esfuerzos han sido infructuosos, con la terrible consecuencia de que nos
seguimos haciendo la guerra entre nosotros.
Hemos apuntado nuestra mira hacia
los leones, los tiburones, los osos hormigueros pero sin encontrar un némesis
que aguante mas de un par de tiros de .22
Entonces nuestra mira se dirigió
al espacio exterior. Desde que descubrimos que somos parte de un planeta y que
allá afuera hay muchos otros planetas, y en última instancia muchas otras
civilizaciones, es que estamos buscando un enemigo que una a todos los países
del mundo, si claro está no para intercambiar conocimientos y pasarnos
experiencias y contactos; los mejores científicos del mundo apuntan sus
telescopios hacia el infinito y mas allá para encontrar extraterrestres a
quienes hacerles la guerra, no nos engañemos.
Después de que se den las
primeras formalidades del intercambio nos vamos a disponer a demarcar
territorios y zonas de influencias sobre regiones intergalácticas, y de ahí a
la formación de un ejército terrestre que pueda hacer frente a la “amenaza”
alienígena. Inclusive si nuestra contraparte alienígena es tan pusilánime como
el bicho de la película E.T. o tan dócil y simpático como M.A.C.; habría que declararle
la guerra. No podemos, va con nuestro genio, es parte de nuestra humanidad
podríamos decir, sino fíjense en todas las películas con alienígenas, cuantas
hay que no traten de un intercambio “hóstil” de ideas e intereses ( a mí solo
se me ocurrió una, no voy a decir cual), además con los mandarines del mundo
encabezando la carrera intergaláctica está cuasi garantizado el intercambio
armado de protones y rayos láser, no me cuesta mucho imaginar como sería el
primer contacto entre un alienígena y un gringuito con sombrero de ala y todo
el disfraz, con la mano sobre la pistola enfundada aún en su cinturón, listo
para atravesarle la zabeca al maldito visitante de otro planeta, en el momento
en que haga un movimiento amenazador.
O sí chicos y chicas la guerra
con nuestro primer contacto extraterrestre está garantizada.
Pero nuevamente creo que hemos
puesto la mira en el lugar equivocado y además es difícil decir cuanto tardaremos
en encontrarlo, el enemigo mortal que estamos buscando tan desesperadamente
para ponerle fin al flagelo de la guerra (entre los humanos, claro está), no
está en el vacío e inhóspito espacio exterior, está literalmente justo en
frente de nuestras narices, lidiamos con ellos o ellas (no estoy seguro), casi
día a día y afecta a todos los países por igual, tanto a los Estados Unidos,
como a Mozambique y a Italia, a Japón y a Bolivia, tanto a hombres pobres como
a ricos, a petisos y mas bien altos, morenos y albinos; sí hombres, mujeres,
travestis y transexuales del mundo, unámonos en contra de esta amenaza a la
humanidad. Pongamos todos nuestros esfuerzos y nuestros recursos para eliminar
de la faz de este, NUESTRO planeta tierra a este flagelo que ha atormentado al
hombre desde el inicio de nuestros días hasta hoy, y que nuestros líderes no
han sabido, o no han querido enfrentar, ¿por qué?, ¿por miedo? ¿o será por conveniencia?
Ya no importa, no volvamos a hacer la guerra entre nosotros. Enfrentémonos de
una buena vez a este némesis que parece indestructible y de unos reflejos
sobrehumanos, además es inmune a las balas, rayos láser y según me confirman mis expertos es también inmune a la radiación; que nos ha hecho perder horas incontables de productividad y de
gozo luchando contra él, y vaya uno a saber cuantas vidas se ha cobrado. Este
ser que además de poseer una hostilidad inconmensurable y de moverse en hordas,
vuela. Si damas y caballeros, ¡vuela!.
Entonces, ¿Qué estamos esperando?
Unamos nuestros recursos, nuestras mentes y nuestros esfuerzos alrededor del
globo y liquidemos de una buena vez a la común, corriente y molesta hasta el
cansancio, mosca.
Comentario al pié: Esta revelación,
la tuve después de un día de trabajo al
aire libre libre en el que me cansé de cachetearme la cara y de revolear los
brazos al viento durante horas, intentando mantener a este flagelo alejado. Sepan
entender.