Friday, January 10, 2014

Guerra mundial

Paz en el mundo.

Al menos paz entre los humanos, ¡el resto de los bichitos pueden morir en el infierno!.

Desde que tenemos conocimiento de que somos todos parte de una misma raza, es que estamos buscando otra especie lo suficientemente amenazante para unirnos y declararle la guerra. Hasta ahora los esfuerzos han sido infructuosos, con la terrible consecuencia de que nos seguimos haciendo la guerra entre nosotros.
Hemos apuntado nuestra mira hacia los leones, los tiburones, los osos hormigueros pero sin encontrar un némesis que aguante mas de un par de tiros de .22

Entonces nuestra mira se dirigió al espacio exterior. Desde que descubrimos que somos parte de un planeta y que allá afuera hay muchos otros planetas, y en última instancia muchas otras civilizaciones, es que estamos buscando un enemigo que una a todos los países del mundo, si claro está no para intercambiar conocimientos y pasarnos experiencias y contactos; los mejores científicos del mundo apuntan sus telescopios hacia el infinito y mas allá para encontrar extraterrestres a quienes hacerles la guerra, no nos engañemos.

Después de que se den las primeras formalidades del intercambio nos vamos a disponer a demarcar territorios y zonas de influencias sobre regiones intergalácticas, y de ahí a la formación de un ejército terrestre que pueda hacer frente a la “amenaza” alienígena. Inclusive si nuestra contraparte alienígena es tan pusilánime como el bicho de la película E.T. o tan dócil y simpático como M.A.C.; habría que declararle la guerra. No podemos, va con nuestro genio, es parte de nuestra humanidad podríamos decir, sino fíjense en todas las películas con alienígenas, cuantas hay que no traten de un intercambio “hóstil” de ideas e intereses ( a mí solo se me ocurrió una, no voy a decir cual), además con los mandarines del mundo encabezando la carrera intergaláctica está cuasi garantizado el intercambio armado de protones y rayos láser, no me cuesta mucho imaginar como sería el primer contacto entre un alienígena y un gringuito con sombrero de ala y todo el disfraz, con la mano sobre la pistola enfundada aún en su cinturón, listo para atravesarle la zabeca al maldito visitante de otro planeta, en el momento en que haga un movimiento amenazador.

O sí chicos y chicas la guerra con nuestro primer contacto extraterrestre está garantizada.

Pero nuevamente creo que hemos puesto la mira en el lugar equivocado y además es difícil decir cuanto tardaremos en encontrarlo, el enemigo mortal que estamos buscando tan desesperadamente para ponerle fin al flagelo de la guerra (entre los humanos, claro está), no está en el vacío e inhóspito espacio exterior, está literalmente justo en frente de nuestras narices, lidiamos con ellos o ellas (no estoy seguro), casi día a día y afecta a todos los países por igual, tanto a los Estados Unidos, como a Mozambique y a Italia, a Japón y a Bolivia, tanto a hombres pobres como a ricos, a petisos y mas bien altos, morenos y albinos; sí hombres, mujeres, travestis y transexuales del mundo, unámonos en contra de esta amenaza a la humanidad. Pongamos todos nuestros esfuerzos y nuestros recursos para eliminar de la faz de este, NUESTRO planeta tierra a este flagelo que ha atormentado al hombre desde el inicio de nuestros días hasta hoy, y que nuestros líderes no han sabido, o no han querido enfrentar, ¿por qué?, ¿por miedo? ¿o será por conveniencia? Ya no importa, no volvamos a hacer la guerra entre nosotros. Enfrentémonos de una buena vez a este némesis que parece indestructible y de unos reflejos sobrehumanos, además es inmune a las balas, rayos láser y según me confirman mis expertos es también inmune a la radiación; que nos ha hecho perder horas incontables de productividad y de gozo luchando contra él, y vaya uno a saber cuantas vidas se ha cobrado. Este ser que además de poseer una hostilidad inconmensurable y de moverse en hordas, vuela. Si damas y caballeros, ¡vuela!.

Entonces, ¿Qué estamos esperando? Unamos nuestros recursos, nuestras mentes y nuestros esfuerzos alrededor del globo y liquidemos de una buena vez a la común, corriente y molesta hasta el cansancio, mosca.


Comentario al pié: Esta revelación, la tuve  después de un día de trabajo al aire libre libre en el que me cansé de cachetearme la cara y de revolear los brazos al viento durante horas, intentando  mantener a este flagelo alejado. Sepan entender.