Sunday, June 29, 2014

Estambul

Ha sido llamada de diferentes formas a lo largo de miles de años: Bizancio, el Refugio del Mundo, Tsarigrad, la Puerta de la Felicidad, Constantinopla, el centro del universo, La ciudad, Estambul.

El centro del mundo partido en dos, una pierna en Europa, la otra en Asia y las aguas del Bósforo que las separan.  Esta arteria cargada de barcos es la esencia de la ciudad y a la vez su perdición; sirvió de puerta trasera para los turcos que destruyeron sus murallas por allá un martes 29 de mayo de 1453. Pero parece que los paseantes, los comerciantes y los ciudadanos de Estambul que utilizan esta via de agua todos los dias parecen no percatarse de la historia que fluye por debajo de sus pies.

Desde la Antigüedad está ciudad puerto fue central en la economía del Mediterráneo y aun hoy lo es. Mercancías que van y vienen desde una esquina del mundo a otra, hombres de oficina, obreros y amas de casa cruzan de un lado al otro en los constantes ferris y comparten el paseo con turistas de todo el mundo que pagan fortunas por el mismo viaje.

Caminar por las calles de la ciudad y por las orillas del Bósforo es un viaje por la historia de esta aldea con más de 3000 años de antigüedad.  La boca de la ciudad esta sobre Europa, al otro lado del Bósforo encontramos Asia y al norte del casco original hay una lengua de agua conocida como el Cuerno de Oro que separa Estambul de Pera.

Muchas veces parecía que la ciudad misma tenia piernas: antes de la llegada de los turcos Bizancio era un punto de partida para los cristianos que querían visitar los santos lugares y a su vez una parada obligada para las exhaustas caravanas que cubrían la ruta de la seda. Luego de laconquista, la ciudad camino en otra direccion. Todos los años partian desde sus puertas las caravanas hacia la Meca, para completar el Hajj, que es una peregrinación que todos los musulmanes aptos deben hacer al menos una vez en su vida, y es uno de los cinco pilares del Islam. Por fervor religioso y a la vez para ganarse la obediencia de sus subditos, el Imperio Otomano se esforzó por presentarse como guardián de la religión; la protección de las caravanas y la construcción de mezquitas por todo el Imperio eran dos de sus baluartes. La congregacion de miles de personas que todos los anos salia desde las puertas de la ciudad iba acompañada por soldados y oficiales imperiales. Y en ocasiones especiales el mismo Sultán la acompañaba por varios kilómetros junto con el estandarte del profeta Mahoma.

Los largos brazos del Imperio debían alcanzar localidades alejadas a la gran capital. El emperador gobernaba regiones tan distantes y heterogéneas como Croacia, Macedonia, Egipto, Siria y Turquía. Para ello contaba con una burocracia profesional y por sobre todo con un vasto ejercito dispuesto a trajinar los miles y miles de kilómetros que separaban todas estas provincias en caso de revueltas; que no fueron pocas. Para conformar el cuerpo de elite del ejército, los temidos jenízaros, el gobierno secuestraba de muy pequeños a los hijos de cristianos y los entrenaba en las artes de la guerra hasta que alcanzaban la mayoría de edad. Este regimiento era el orgullo del Imperio. Pero no pocas veces la espada se volvio contra su portador. Los jenizaros eran propensos a las revueltas y cuando el descontento era mayor no tenían miedo en pasearse gritando: "donde está el hermano?", en alusión al hombre en la segunda línea de sucesión al trono. La residencia del Sultan y la cabeza del Imperio era el Palacio de Topkaki desde donde el emperador gobernaba sus millones de súbditos, impartía órdenes a todos los confines del Imperio y escuchaba en audiencia los reclamos de sus ciudadanos.

Un cuerpo no sería nada sin su espíritu y Constantinopla siempre tuvo uno. Como las manos de un anciano cubiertas de pecas, Bizancio esta salpicada de lugares de adoración a dios. Desde el Bósforo las mezquitas dominan el horizonte de norte a sur. Parecen infinitas y eternas pero no siempre estuvieron allí; muchas fueron construidas por los Sultanes para su demostrar su piedad ante los fieles del Imperio y otras por los ministros y mujeres del Emperador para ganarse su favor. Desde sus minaretes se repite cinco veces al día el llamado al rezo. No importa donde uno este, es imposible no escucharlo, es un murmullo que lo inunda todo. El rezo de los viernes, el más importante de la semana, es algo conmovedor: miles de personas de todos los extractos sociales se arrodillan, rezan y escuchan las palabras del Imán uno al lado del otro sin distinción alguna. A pocos pasos del palacio de Topkaki encontramos el alma sólida de esta polis. Haya Sofía. Construida como una iglesia en el siglo VI d.C., fue convertida en mezquita por el Conquistador. La escala y la bóveda central son imponentes y es imposible no sentirse diminuto ante esta increíble obra de arquitectura completada en menos de cinco anos. Al perderse por las arterias de la ciudad uno se encuentra con santuarios de muchas otras religiones que fueron toleradas por los gobernantes musulmanes: Iglesias ortodoxas y rusas, también armenias, sinagogas y sectas sufíes; todas se disputaron el fervor religioso de los estambulianos.

Pero todos los seres sufren de vez en cuando enfermedades, y Estambul no estuvo exenta de ellas. Luego de la conquista y hasta el día de hoy la ciudad sufrió severas dolencias que muchas veces parecieron terminales y para no pocos de sus habitantes lo fueron. Incendios, ataques externos y amotinamientos se cobraron su cuota de almas. En varias ocasiones también sucumbieron los poderosos, los embajadores, pashas y sultanes.

A pesar de que la época de gloria de Estambul quedo en el pasado, la ciudad se rehúsa a perder su encanto y conserva aun su inquietante atractivo.  Millones de turistas la visitan todos los años y Turquía sigue siendo un país de referencia y admiración para todos los musulmanes del mundo. Nuestros ojos tuvieron el placer de disfrutar de esta maravillosa ciudad por más de diez días pero es difícil transmitir todo lo que vimos y fantaseamos. El mejor consejo es que vengan ustedes mismos a desandar sus calles y a cansar la mirada en esta ciudad única, Estambul.

2 comments:

ma said...

Todos los días se aprende algo; muy buena tu historia de una civilización tan antigua! Y excelentes tus metáforas, Agus!!
Gracias!!!

Anonymous said...

Excelente, es una puerta giratoria en el encuentro de oriente y occidente.....Vamos Agus, muy buen relato.