Saturday, April 13, 2013

Un mes después


Hace ya un mes desde que nuevamente deje la ciudad la furia y ha pasado mucha agua por debajo del puente.

Antes que nada sepan disculpar la demora y lo largo del blog.

Empecemos por el principio. 

Viajar, no es sólo conocer un país diferente, ver monumentos y sitios históricos o dejarse perder por caminos inexplorados. También se trata sobre salir de tu círculo de gente conocida (¡NO ESTOY DICIENDO QUE TENGA NADA DE MALO!!!), conocer nuevas personas, nuevas formas de relacionarse, de encarar las cosas, básicamente gente que nos pueda llegar a enseñar algo nuevo. Entiendan que viniendo de una persona bastante “antisocial” y solitaria, que no se siente cómoda en un boliche, y que no tiene problema en ir solo al cine, a la playa, o salir a caminar acompañado solo por el reflejo de la luna, llegar a esto es todo un hito. Pero sí, hacer nuevos amigos, es parte importante del viajar.  Quizás una de las mas importantes. Los amigos que uno hace viajando son amigos de por vida, porque se comparten experiencias únicas y el vínculo se hace fuerte ante las dificultadas inherentes que tiene el viajar. También la gente que conocemos cuando viajamos nos ayuda a descubrir un mundo nuevo.

Llegué a Sydney después de 16 largas horas de viaje y como viviendo en un deja vu trate de recordar como moverme por las calles de Sydney para encontrar el bendito hostel que había reservado unos días antes por Internet, el hostel mas barato que la red de redes me permitió ubicar desde la distancia. La memoria me fallo y los sentidos me traicionaron y me costó encontrar el edificio que contenía el cuarto con ocho camas y que albergaría mi cuerpo cansado entre las calles de esta hermosa ciudad y su no menos impresionante bahía. Y caminar sin rumbo con una mochila de 25 kilos en los hombros no es la fantasía de nadie.  

Lamentablemente la mayoría de los hostels en Sydney parecen inspirados en el cubismo norcoreano. Grandes edificios, con cientos de cuartos, y en cada cuarto todas las camas que se puedan apilar. El resultado una institución completamente despersonalizada y antisocial, nadie conoce a nadie. Personalmente prefiero versiones mas chicas, así que cuando me dijeron que la mañana siguiente tenía que dejar el hostel, por falta de lugar, no me disgusto demasiado la noticia. Aproveché para darle una nueva oportunidad a Couchsurfing. Para los que no lo conocen Couchsurf es una red social que ayuda a acercar a individuos dispuestos a compartir su casa, y mostrarle la ciudad a perfectos desconocidos, y visitantes de otros países / regiones buscando un techo donde quedarse y porque no, un nuevo amigo.

A través de la página, y un poco de forma urgente ya que tenía que conseguir donde quedarme la noche siguiente, me puse en contacto con un tipo que me pidió encontrarnos en la ciudad para conocernos, antes de dejarme entrar en su casa.
Así es como conocí a Rowen, australiano cincuentaynueveañero, de cara simpática  y medio regordete, aeromozo / oficial de a bordo o como quieran llamarlo, retirado de Qantas. Y algo más, gay. Me contó un poco lo que hacía, y aprovecho para  presentarme a otro couchsurfer que se estaba quedando con él hacía ya mas de un mes, Dudley. Un inglés que versa los dieciocho inviernos, que como muchos de sus compatriotas escapaba de una vida dificil en la madre Inglaterra, hacia un lugar mas caluroso y acogedor que las frías y húmedas calles de Southampton. Heterosexual. Parece haber vivido mas de una vida, lleva su pelo rubio largo, y una extraña barba tipo vikinga, juega el papel de tipo rudo y curtido de los barrios bajos southhampeteros???. Juntos parecen una dupla salida de una película de Alex de la Iglesia. Una dupla dinamitera.

Decir que la futura convivencia con estos raros ejemplares de la viña del señor me causaba preocupación es quedarse corto.  Pero la necesidad de tener un techo y un sillón donde dormir, y el deseo de escaparle a la futura alienización a través de los hostel, pudo mas que mi miedo a ser sodomizado.

Al llegar a la casa, el panorama no fue mas alentador. Nos recibió alegre una mezcla de lassie con pequinés, Gidget, en un comedor rodeado por peceras y cachivaches por todos lados. Miedo.

Además del sillón prometido, Rowen no tenía problemas en darnos de comer y si necesitaba ayuda, de proveernos de trabajo, limpiando los deptos que alquilaba.

Rowen, Gidget, Agus y Dudley (con el pelo corto)
Los primeros días pasaron sin pena ni gloria, y la convivencia fue muy buena. Rowen y Dudley aprovechaban los fines de semana para salir en el auto básicamente a cartonear. La gente de Sydney deja en la calle las cosas que ya no usa, desde viejas escobas a televisores plasma que no andan, y ellos aprovechaban la generosidad de sus vecinos, para acumular mas y mas cachivaches en la casa, pronto me di cuenta que esto era una suerte de adicción. Pero también advertí que nadie planeaba adormecerme con un algodón mojado en éter y hacerme su gimp. Fue entonces cuando empecé a disfrutar y a valorar la compañía de esta gran persona y su secuaz. Rowen no tiene problema alguno en dejar entrar a su casa a mochileros de todo el mundo. Realmente un gran tipo, abierto, sincero y sencillo.

En un principio el plan era quedarme en la casa de Rowen dos o tres días que terminaron convirtiéndose en mas de diez. Aproveché esta gran ayuda que me brindo mi nuevo amigo, para dedicarme a la búsqueda laboral.

Dejé la comodidad del hogar pasajero detrás de un supuesto laburo permanente que no resultó ser tan así, pero que me obligó a mudarme al norte de la ciudad, al equivalente al Tigre de Sydney, que es Avalon, donde estoy ahora, nuevamente en la búsqueda de un trabajo permanente, y donde por el momento me mantengo haciendo changas, surfeando y mejorando mi castellano.

También pude compartir con mi hermano de viajes y su novia un par de días que nos sirvieron para ponernos al tanto, y desearnos la mejor de las suertes en el viaje que cada uno emprende por diferentes caminos.


Lo bueno de Australia es que dos días de trabajo son mas que suficientes para pagar mi alojamiento y comida, así que ando sin demasiado apuro. 

Esperando que poco a poco pasen los días para la llegada de mi gordita, Mai que cada día que pasa falta menos para que se sume a este nuevo viaje.


Hasta ahí las novedades. Prometo mantenerlos al tanto. 


1 comment:

ma said...

Qué bueno, Agus! Una linda y simpática síntesis de todo éste último mes!!